lunes, 7 de junio de 2010
RAVENLAND
Un murmullo apagado se arrastra por el suelo frío y sube reptando por las esquinas, aliado siniestro de la niebla y la escarcha. Es la voz de la noche, el anuncio de la oscuridad, de la agobiante proximidad del mar sin orillas que se abre ante ti. Y sin embargo no huyes. Permaneces en pie. Ese sonido te acaricia, te envuelve, te abraza y te eleva y te hace más ligero y más libre. A un lado y al otro miras y sólo ves alas. Alas negras. Tus brazos ya no son brazos, y todo tu cuerpo renace ahora, más ágil y más joven. Alzas el vuelo sobre el mundo en calma. Gritas; gritas de forma frenética, histérica, espasmódica, y de tu boca salen graznidos que rompen la noche, y ya no se oyen murmullos. Las tinieblas besan tu cuerpo cuando penetras en la inmensidad del cielo helado. Oyes tu propia voz en tu cabeza. Es la noche del cuervo.
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Fundirse con la noche, volar... volar tan lejos como para olvidarse de cómo se posan los pies sobre la tierra, de cómo se camina sin tambalearse y sentirse fuera de lugar.
ResponderEliminarBonita entrada
^^ eso em recuerdoa la cancion ravenheart de xandria xd^^
ResponderEliminarhaber si los cuervos dejan de picotearte la cabeza...
Jajajaja. Sí, esa canción es de mis favoritas de Xandria. Es que adoro los cuervos, tanto como los lobos. Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
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