"(...)
Pero dime, amigo, ¿qué importan los designios de un dios olvidado o las palabras de los reyes viejos en sus palacios sombríos, cuando tienes un acero en la mano y cian mil hombres a tus espaldas?
¡Cabalguemos hasta Dreoblard, echemos abajo sus puertas y hagámosles sentir a esos ancianos corruptos la fuerza de la sangre que corre por nuestras venas!
(...)"
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